Buscá en Sueños...

domingo, 20 de junio de 2010

Dreis - Capítulo II



Capítulo 2: "Recorriendo Dreis"

-Cuando llegaron al campamento ya eran las 9:30 de la mañana, todo ya había sido armado, había refugios, hamacas y literas colgando dentro de ellos, un gran fogón ardiendo a diez metros del mar y pescados asándose. Todo estaba saliendo a la perfección. Agustín estaba recostado en la arena, pensando. Él era el tripulante más joven, tenía quince años. Era el más creativo, educado y comprensivo de la Isla. Era muy inteligente y capaz, por lo que Giselle no dudaba jamás en ponerlo al mando cuando ella salía. Él era sin dudas su favorito. Lo veía como a su hermano menor. Al principio temía no sentirse aceptado, por ser joven, tranquilo, pequeño. Pero finalmente todos lo tomaron perfectamente como segundo líder.
Joel, el cocinero, tocó una campana con un pie de madera, que habían bajado recientemente del barco, anunciando que la comida estaba lista. Poco a poco los marineros se acercaron al fuego haciendo una fila, tomando platos de loza de una pila y aguardando a que les sirvieran su ración de pescado ahumado.
Habiendo terminado de comer, se decidió que lo mejor era dormir, ya que todos estaban agotados, y el calor era extremadamente penetrante. Fueron divididos los grupos que compartirían refugio, tal como se hace con los camarotes. A Giselle se le otorgó el refugio más pequeño, pero para ella sola. Los otros compartían refugio cada 3, 4 o 5 personas.
Y durmieron. Por horas.
Luciano fue el primero en despertarse, despertó a Nicolás, que estaba roncando en la litera inferior.

-Nico, Nico… ¡Nicolás! Despertate, ya deben ser como las cinco de la tarde.-Gruñó algo inteligible, y se sentó en la cama, golpeándose con el borde de la litera que tenía sobre él.
-¡Aaauch! ay, mi cabeza.-Gritó frotándose la frente con ambas manos.- ¿Y Agustín? No está en la cama.
-Es verdad, pensé que estaba ahí, pero es sólo una almohada. ¿Dónde estará ahora este chico?- Luciano solía decirle “este chico” cariñosamente, le llevaba siete años y medio.
-Debe estar afuera, ahora vamos a ver.- Se calzó unas sandalias y salió por la puerta de madera. -No está por acá, debe estar caminando por ahí con Giselle.
-No, ella está durmiendo en su litera. Gise, despertate, Agustín no está.- Giselle se incorporó con un saltito y bostezó.
-Di claras órdenes de que nadie saliera del perímetro delimitado por los refugios sin mi consentimiento, ¿por qué se iría?
-No sé, yo soñé que él era sonámbulo y que dormido decía que iba a recorrer Dreis. No tengo ni idea de que será Dreis, pero bueno, ustedes saben cómo son los sueños.-Dijo Luciano, todavía algo dormido.-Después de un rato yo miraba la cama y él estaba ahí durmiendo, como si no se hubiera ido nunca, se cayó de la cama y dijo algo similar a “tragué arena“, pero como era un sueño no me pareció raro. Y me desperté
-Hmm, que interesante, pero no estamos para que nos cuentes sueños ahora, en realidad tendríamos que despertar a todos para buscarlo.
-Me parece que estás dramatizando, seguramente está caminando por la playa y ya volverá.
-No creo, mejor lo buscamos, es chiquito, no sabemos que podría pasarle.
-Giselle, sos cuatro años mayor que él nada más. Aparte es muy independiente.
Un ruido proveniente del refugio de los chicos los sacó de la conversación, poniéndolos alerta.
-¿Qué fue eso?, viene de ahí.
-No sé, vamos a ver-agarró una rama grande de la arena, por las dudas- puede que sea un cerdo salvaje que podamos cazar.
La puerta se abrió repentinamente y de ella salió Agustín, restregándose los ojos con las manos, como si acabara de despertar.
-Eras vos, que susto que nos diste. ¿Dónde estabas?-Lo reprendió Giselle, aliviada.
-En mi cama, me viste salir del refugio, ahí estaba.-Respondió confundido.
-Pero hace un rato no estabas en la cama, estaba vacía, lo vimos Nico y yo.
-No, es verdad, sí estaba en la cama, estaba durmiendo. Me desperté y me caí de la cama, por eso estoy lleno de arena, ¿ven?
-Si…
-Bueno, seguramente estaba tapado por la almohada.
-Puede ser…
El día pasó muy rápido, nadie hablaba mucho, lo único que se oía era el ruido que hacían los loros volando, las gaviotas picoteando la arena y las órdenes de Giselle gritadas a todo pulmón. A la noche, todos se reunieron alrededor del fogón para contar las clásicas historias de terror, cuentos de barcos piratas, y alguna que otra leyenda inventada sobre una isla desierta en la que a la noche se escuchaban ruidos extraños.
Agustín contaba:
-Era una noche nublada, muy húmeda y calurosa, como ésta-comenzaba, señalando el cielo con las manos abiertas- en una isla desierta. Era la primera vez que era habitada por tanta gente. Alrededor de 35 personas. La isla se llamaba Dreis…

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