My faith in you is fading...
Una vez quise ir a Tidenopecp, pero de un momento a otro me encontré navegando entre nubes de algodón en un cielo desconocido, que no era el que tanto me gusta en las noches, ese que está salpicado de estrellas blancas y brillantes. Este era un firmamento con sabor a atardecer, aunque fuera de madrugada. Ese lugar no tenía sentido, pero aún así me hizo sentir bien. Con sorpresa me vi en el espejo color plata del océano que se hallaba sobre mí. Todo estaba de cabeza. El mar era el cielo, y el cielo era el mar, llovía salado y fresco, cada tanto un pececito color ámbar o coral daba vueltas a mi alrededor. La mañana era la noche, la arena era de azúcar, las nubes paseaban silenciosas en el viento del ¿mar?, ¿cielo? ¿Cómo lo llamo?
Y entonces entendí qué había pasado. Ese era mi preciado todo, el que anhelaba visitar. Lo supe porque había un dejo de aroma a manzanas, limones y naranjas en el paisaje otoñal, a pesar de que era primavera. Ese perfume es mi firma. No hay ni otoño ni primavera en Tidenopecp, a decir verdad. O más bien, las dos son la misma estación: Noyac. Fue entonces cuando me di cuenta de que estaba descubriendo una nueva península en Tidenopecp: la Península de Madness.
luu
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