Capítulo I
Parte III
Relatado por Luu
El pequeño restaurante de comida rápida que estaba en el aeropuerto estaba lleno de gente, así que fui directamente a un snack bar, de esos en los que venden papas fritas muy saladas y grasosas en un plato de plástico blanco. Tuve suerte, les quedaba una ensalada. No era un plato gourmet: sólo zanahoria, huevo y tomate, pero tenía hambre y definitivamente no iba a esperar hasta llegar al avión. Me senté en la barra y empecé a comer, pero después recordé que debía apurarme, así que tomé lo que quedaba de mi cena y la llevé conmigo. Desafortunadamente, el lugar estaba abarrotado de personas apuradas que acarreaban grandes maletas con ruedas y carritos con bolsos encima. Así que cuando finalmente logré llegar, era tarde. Vi desde uno de los grandes ventanales cómo despegaba el avión en la pista en la que el nuestra nave debería haber estado.
– Perdón por tardar ¿Pero por qué no abordaste?
– Resultó que o despegábamos ya, o dejábamos pasar a un avión carguero, así que lo dejé pasar y recién te estaba por llamar porque me llamó el piloto que si no abordamos ya, no salimos hasta dentro de media hora. Así que andiamo; ponete los lentes y vamos. – Ok, ahora se había demorado el vuelo gracias a mi. Y ni siquiera había podido terminar de cenar.
– Ok, let's go. –Miré con lástima al paquetito que llevaba en mi mano y lo tiré.
– Dale, es ahi, en el ascensor.
– Ok. Argh, se trabó mi taco. Again.
– Ufa, jaja.
– No sale – dije entre dientes, forcejeando.
– Dejalo, hay zapatos en el jet. – Él estaba impaciente por abordar. Y tenía mucho sentido.
– Ahí está.
– Buen, dale, pasá. Luu, él es James; es el piloto.
– Holi. – James me miró y comenzó a reírse. – ¿De qué se ríe?
– Después te digo – Me dijo giñándome el ojo. Eso me dio desconfianza. – Pasá, esta es la sala. Acá simplemente nos relajamos.
– ¡Wiii! ¡Qué linda!
En ese momento sentí que por fin las cosas comenzaban a salir bien. A pesar de que había bloqueado todo lo que tuviera que ver con telepatía, pude notar en seguida que Roli no había presentado la situación tan amenazadora como lo era en realidad. Lo supe en parte porque él es muy transparente, pero por otro lado, creo que fue porque yo ya conocía esa expresión en su cara. Pero estar en el avión me hacía sentir… segura. Todo era precioso. Los asientos estaban dispuestos a lo largo del pasillo, apoyados en las paredes del jet. Eran de color beige. Por las ventanas fijas se veía cómo caía la noche. Estaban empañadas porque afuera hacía bastante frío. Un frío precioso, sólo faltaba una linda tormenta para que el tiempo estuviera perfecto. Una alfombra blanca con estampados que hacían juego con los muebles cubría el suelo. Todo era muy delicado y lujoso allí. Sobre una mesita de madera de nogal había dos copas de cristal con champagne. Ese lugar era como un pequeño salón de fiesta elegante.
– ¿Ves ese mueble con un botón rojo? – Claro que lo había visto.
– Sí, ¿lo puedo tocar? – Siempre me encantaron los botones. De chica quería, al crecer, tener un trabajo que implicara presionar botones. Eso y ser adiestradora de orcas.
– Ajam.
– ¡Sí! No se aprieta... Aah, qué boba... Le saco el plástico primero, ¿no? XD.
– Jaja, obvio.
– Listo... – Vacilé por un instante.
– ¡Tocalo!
– Ay, pero... ¿Qué hace? Me da cosita.
– Está bueno, vas a ver...
– Bueno...
– Charán charán... – Cantó con cara misteriosa.
– ¿Y? No pasa nada. – Roli rió.
– ¿No escuchás el "pip-pip-pip"? Ya, ya casi... ¡Ahí está! Correte, correte, que de ahí sale una mesa.
– Bueno... ¡WOW!
– ¿Te gusta?
– ¡Síí! – Eso era realmente impresionante.
– Está bueno, ¿no?
– Es geniaaal... Pero… ¿qué mierr... es?
– Un CODFPR. – Afirmó, como si eso fuera una respuesta suficiente. Claro, porque todos tenemos CODFPR’s hoy en día.
– Aah, un CODFPR... – Respondí, sarcásticamente.
– O sea, Chill out dance floor play room[1]. – Eso aclaró mis dudas.


– Ahora no nos distraigamos con esto. – ¡Como para no distraerse con semejante tecnología! Con apretar un botón todo eso apareció. Pero bueno, le hice caso.
– Ok.
– Vamos a sentarnos que hay que despegar. Allá, derecho por el pasillo.
–Dale. De eso se encarga James, ¿no?
–¿De despegar? Sí, pero hay que estar sentados. –Mi cuestionamiento la causó gracia. De todas formas, era una pregunta con respuesta obvia.
–Es enorme esto, qué genial... – No podía dejar de mirar a mi alrededor.
– Sí, no sabés lo que me costó. – Dijo haciendo ademanes en el aire. Y susurrando, añadió: –Pensarlo, obvio. – La verdad, se había lucido con ese avión.
–Yo quiero uno así, ¿sabés? Aah, pero yo tengo algo que vos no – anuncié con cara de autosuficiencia.
– ¿What?
– La habitación perfecta. – Eso era un chiste, porque hacía un año había dibujado mi habitación perfecta. Era pura tecnología. Lástima que lo único que tenía de ella era el dibujo.
–Es verdad. – Rió.
–Bueno, let's go. ¿En cuál me siento?
–Vamos, ahí en esos asientos que son bien mullidos. Esos son clase vip.
–Igual, el avión en sí es para VIP. – Para entonces ya estaba muy relajada. Me desplomé en uno de los asientos. Roli hizo lo mismo.
–Bueno, pero al fondo hay un sector de pasajeros comunes, pero buen, sabés que para llegar al fondo… está lejos.
–¿En un avión presidencial? ¿Para qué?
–Sip, y no sé la verdad, pero lo ideé por las dudas que hubiera necesidad.
–Ah, está bien.
–Buen, dale, abróchate, que para ir a Roliterra tenemos que viajar a velocidades increíbles.
–Listo.
luu
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